domingo, 25 de octubre de 2009

SENTENCIADOS A LARGO PLAZO


En la manifestación de Madrid, hubo mucha gente encantadora, además de valiente y de especial. No son un número más entre la multitud. Su presencia es ya de por sí un grito desgarrado, de que no se puede seguir por el camino de la ley de la Ministra de Igualdad y del gobierno. Son la multitud de personas que representan a los seres amenazados, no de 14 semanas, sino a largo plazo, es decir de más de 22, o cuando convenga. Son los discapacitados, o disminuidos o los que algunos médicos, y el gobierno considera “anormales o con anomalías”, y se les da más plazo a las madres para que puedan abortar. Los “desiguales” según la ministra de Igualdad.
Yo mismo me acerqué y le pedí permiso a esta señora, para hacerle una foto. Había muchos discapacitados. Muchos en sillas de ruedas y acompañados por algún familiar. A esta señora nadie la acompañaba. Llegó en su silla y le buscaron un lugar, junto a la Puerta de Alcalá. Yo tenía en la mente dedicarle unas líneas.
Casi en el mismo lugar pude fotografiar a Miguel Duran, que iba acompañado hacia el improvisado estudio de la televisión. Subió al plató, que se alzaba por encima de las cabezas de la multitud, y estuvo comentando, como otros muchos, la histórica jornada. El que fuera Presidente de la ONCE es ya aun habitual de las tertulias.
Cada una de estas personas, y todas las que como ellas no pudieron venir, merecen un recuerdo especial. Su pequeña historia en la manifestación es el grito de los más desfavorecidos de la naturaleza. Ellos también tienen derecho a vivir. ¡Por eso estaban allí!. Posiblemente ningún medio de comunicación se hizo eco de ellos. ¡Estamos acostumbrados a ignorarles!. Pero el que pasen desapercibidos, no quiere decir que no tengan derechos, como los demás y no puedan y deben reivindicarlos como los demás. No son renglones torcidos, son personas.
Yo ignoraba, que se defendiera y se practicara la sedación terminal en los prematuros. No es trata de abortos. Se trata de llevar hasta las últimas consecuencias, lo que la ley ampara en el segundo plazo hasta las 22 semanas o posteriores, en caso de malformación, incluso en el momento de nacer. “A subnormales profundos no los sacamos adelante”, es decir se les seda y punto. (documento del Observatorio de Bioética y Derecho en colaboración con el Dr. F. Raspall). La sedación terminal saltó a la prensa, en casos de personas mayores, por las prácticas de algún médico en la clínica de Leganés. Es pura y simplemente una forma de terminar con la vida de una persona. Suele llamarse a eso "eutanasia". En estos días, el famoso Dr.Montes ha dicho que "la eutanasia se despenalizará tarde o temprano". Y la razón es : nosotros vivimos, nosotros decidimos. ¡De acuerdo!. ¡Siempre que decidan sobre su vida, no sobre la de los demás!. Montes participó en el debate "la intromisión de las religiones en los derechos cívicos". Defender esos derechos, siempre que respeten la Constitución, puede hacerlo cualquier persona, cualquier grupo, cualquier ONG y también cualquier religión. Defender a los más débiles no es patrimonio exclusivo de nadie. Es tarea de todos. No hay duda de que la carga ideológica, los prejuicios, y la mala praxis médica, cuando encuentra un resquicio, o sin encontrarlo, se aventura a acabar con la vida de alguien. Pero nadie, ni la madre, ni los médicos, son dueños de la vida ni de un feto, ni de un bebé, ni de un anciano. ¿Porqué han de tener derecho a la vida solo los sanos, los guapos, los varones, los rubios o los de ojos azules?. Sería absurdo, ¿no?.
Gonzalo García Camps lo ha denunciado de este modo: “mi nacimiento en Barcelona a las 38 semanas de embarazo estuvo rodeado de complicaciones (derrame cerebral interno, hidrocefalia) y hubo diversas opiniones sobre qué hacer conmigo...Hoy tengo 26 años y soy ingeniero industrial. ¿Qué habría sido de mi si me hubieran sedado terminalmente, tal y como algunos propusieron?”.
Un ejemplo de esos prejuicios, o pre-conceptos, en un caso concreto. Cuando una mujer no joven, no estilizada, no fea pero tampoco guapa, sin vestido de gala y sin maquillaje subió a cantar a un escenario; los presentadores y el público se rieron de ella. Con todo y todos en su contra se puso a cantar I dreamed a dream, (Yo tuve un sueño) del musical Los Miserables. Resultó que tenía una voz prodigiosa y cantó como los ángeles. El teatro enmudeció. Luego, al final, el teatro entero en pie se vino a bajo por los aplausos. Esa mujer simpática, hoy conocida mundialmente, se llamaba, mejor, se llama Susan Boyle.
Entonces la presentadora, tuvo que reconocer su error y su equivocación y su prejuicio. Amanda Holden reconoció: “Estoy shockada, todos estábamos contra usted y veo que fuimos arrogantes. Usted nos dio la mejor lección que tuvimos. Sólo me gustaría decirle que fue un privilegio poder escucharla aquí”.
A mi me gustaría decirle a la señora de la foto, al señor Duran, y a todos los discapacitados que fue un privilegio coincidir con ellos en Madrid y en la vida. Yo tengo el sueño de que ellos pueden estar aquí, lo mismo que la Ministra de Igualdad y que yo mismo. Me gustaría que no fuéramos tan arrogantes de pensar que sólo pueden vivir quienes nosotros decidamos. Nuestra miopía puede impedirnos ver la inmensidad de estas personas. Reconocer el error, en casos de aborto o sedación, no devuelve vidas. Darse cuenta de ello, es siempre un ejercicio de grandeza.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 28-10-2009

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