martes, 13 de octubre de 2009

POR ALUSIONES




Ni como miembro de Derecho a Vivir, ni como ciudadano particular he buscado nunca la polémica. Pero tampoco me oculto al debate, si alguien lo busca y lo desea. Me gusta opinar en libertad y siempre con respeto a quien pueda disentir de lo que pienso o de lo que escribo. Y creo y valoro más a quien debate y es capaz de rebatir, que a quien acepta sin más lo que le dicen.
Por eso, hoy tengo que responder “por alusiones” a la carta de Maria del Mar María Abelleira, en el periódico Nueva Alcarria del lunes. Me dice que tiene 33 años, “no ha abortado pero lo habría hecho si me hubiese quedado embarazada”.
Dice que me quiere decir dos cosas, literalmente son:
1.- “Ya existe la ley autonómica del paciente en virtud de la cual los menores de entre 16 y 18 años pueden decidir por sí mismos someterse a una intervención quirúrgica... y que a partir de los 16 años ya se considera a los menores legalmente adultos para tener relaciones sexuales y para ser juzgados fuera de la ley del menor”.
2.-“Estamos hablando de adolescentes de 16 y 17 años (no de niñas), que no quieren seguir adelante con el embarazo no deseado, qué hacemos ¿permitimos a sus padres que decidan su futuro en contra de su voluntad y la condicionen para el resto de su vida? ¿incluso aunque para cuando esa hija de a luz ya sea mayor de edad?”.
Mire Maria del Mar, yo no juzgo a nadie, tenga 16 años, 18 ó 33. Por supuesto una persona puede mantener relaciones sexuales con 16 años, y también con menos.
Creo que convendrá conmigo, que no es lo mismo ser capaz de mantener relaciones sexuales, y por supuesto quedar embarazada, que estar capacitada para abortar, aunque lo diga la Ministra de Igualdad o la de Sanidad (que lo han dicho). Una cosa es lo que diga, o pueda decir la ley, y otra que una chica, -adolescente o mujer- con 16 años esté capacitada para casarse, abortar, o decidir su futuro al margen de su familia. No digo que no pueda elegir una carrera de abogada, sin que se lo imponga su padre o su madre. Pero siempre estaremos ahí, si un día tiene que rectificar.
Pero hay decisiones que pueden marcar, no profesionalmente, sino psicológica, afectiva, emocional y sexualmente. Y me pregunto que expertos van a aconsejar a una hija, que se ha quedado embarazada mejor que sus padres. Porque seguimos siendo sus padres aunque se haya quedado en estado.
En la difícil adolescencia de un hijo, pero sobre todo en este caso de una hija, cuando más nos necesitan es posiblemente cuando menos nos lo digan. No porque nos teman, es que están intentando tener ideas claras, no saben bien lo que quieren, porque están empezando a volar, a ser ellos mismos, a hacer su vida, pero aún ni son adultos, ni se comportan como tales, ni se les puede pedir, en general, que sean responsables.
Espero que pueda entender que sea la que sea, la decisión que se tome ante una encrucijada como la del aborto, esa hija saldrá adelante, con el apoyo de su familia, no con lo que diga la ley, ni la administración ni los expertos de la comisión de la ley del aborto, o del Congreso de los Diputados. Conviene recordar que son muchos los síntomas psicológicos que puede acarrear el aborto. Síntomas negativos que pueden aparecer incluso mucho después del aborto. No se los voy a enumerar. Deduzco de sus palabras “ no he abortado pero lo hubiera hecho si me hubiera quedado embarazada”, que eso es precisamente lo que le aconsejaría a su hija si llegara el caso. Pues respetando tanto su decisión como la de la chica, -adolescente o mujer- yo no me atrevería a tanto. No por “hipocresía”, sino porque es mi hija, no una extraña, y además hay otra vida en juego.
PUBLICADO en NUEVA ALCARRIA el 11 de mayo de 2009

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