domingo, 11 de octubre de 2009

¿PROGRESO? O ¿RETROCESO?



La línea divisoria que marca claramente el progreso o el retroceso de la conducta sexual del hombre y la mujer es la igualdad y la responsabilidad. El acto sexual es cosa de los dos. Me refiero al acto sexual del que puede dar origen a una nueva vida. Toda ley debería tener en cuenta al hombre y a la mujer. Y la pedagogía intrínseca de toda ley debería resaltar tanto la igualdad como la responsabilidad de un acto sexual.
Será machista toda ley que ignore al varón y le exima de su responsabilidad puesto que permitirá un quebranto y una explotación de la mujer. Será feminista toda ley que trate a la mujer cómo única responsable de su relación sexual, y única responsable de las consecuencias de su actuación sexual, incluso de la decisión que toma sobre el ser que puede llevar en su vientre. “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. En el fondo, es la ruptura pasiva de la igualdad y de la responsabilidad facilitando el machismo y la explotación. Como afirma el profesor Richard Stith : “siempre que la mujer no esté en condiciones de igualdad con el hombre en el control de las relaciones sexuales, el aborto facilita la explotación sexual de la mujer”.
Siempre que el hombre pueda satisfacer sus deseos sexuales libremente y que sea la mujer quien cargue con las consecuencias, es escapismo machista puro y duro. Es utilización y degradación sexual y humana de la mujer, tenga la edad que tenga, y tenga la cultura que tenga. No dignifica ni el acto sexual, ni facilita el amor, ni la igualdad, ni la responsabilidad, ni la pareja. Ella no es tan libre como el varón.
La Ley actual despenaliza el aborto en 3 supuestos: 1) en caso de violación; 2) en caso de malformación del feto; y 3) si hay peligro psicológico para la madre. (Al amparo de este supuesto se han realizado hasta ahora el 99% de los abortos).
La ley de la Ministra de Igualdad, que se debatirá en el Parlamento próximamente, tampoco hace mención ni a la igualdad ni a la responsabilidad del acto sexual. Ignora al varón, pareja o no de la mujer. En la Ley de AIDO se da libertad total para abortar. Tan sólo se fijan unos plazos. Son 4 los supuestos:
1) La mujer puede solicitar abortar libremente hasta la semana 14. (Sea menor de edad o no).
2) Puede terminar con la vida que lleva en su seno si hay alguna malformación hasta la semana 22.3) En cualquier momento puede abortar si alguna circunstancia puede ser incompatible con la vida del nasciturus.4) Igual, cualquier momento, si hay peligro para la vida de la mujer.
Lo que queda claro es que el “nuevo ser” con vida, a los autores del proyecto y a la Ministra les importa un pimiento. El cigoto, el embrión, el feto, el ser humano, les importa un carajo ni cuando empieza, ni cómo acaba. Se intenta vender la idea de que el aborto en esos plazos, es un derecho, y no hace falta motivo. El embrión según esta ley no tendría el menor derecho a vivir, tan solo la “obligación de morir” cuando y como la madre y su médico abortista quieran. A la Ley de la Ministra de Igualdad no le interesa que se reconozca que el ser humano es el mismo a lo largo de su vida desde el cigoto hasta el final de su vida. La mujer tendrá que cargar, sóla, con las secuelas post aborto que pueden ser tanto físicas, como sicológicas y sociales. Y si es emigrante aún peor. No parece un logro tener que “matar” para seguir igual de libre que el varón, o igual de irresponsable.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 28 de agosto de 2009, en EL DIA el 2 de septiembre de 2009

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