sábado, 10 de octubre de 2009

ESCALA DE VALORES



Las cosas que nos parecen necesarias las consideramos importantes. Por eso les damos un valor y las apreciamos.
En la medida que vamos creciendo, vamos dando importancia a nuevas cosas, y las vamos ordenando según nuestra escala de valores.
Como vivimos en sociedad, nuestra escala de valores, con ser importante, está abierta a otros valores, generales y comunes, que deben tenerse en cuenta también. Unos y otros deben protegerse, y respetarse. Y alcanzaremos un mayor grado de progreso, cuando seamos capaces de proteger y procurar los bienes comunes incluso por encima de los propios.
Hay valores absolutos tanto individuales como comunes. Suelen estar recogidos en Declaraciones, Tratados, o Leyes que afectan a todas las personas. Los derechos que asisten a todos, en todas partes, están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Los que se refieren a los ciudadanos de un país suelen estar recogidos en su Constitución. Generalmente, la Constitución apoya y garantiza los Derechos Humanos, y luego desarrolla las normas de convivencia ciudadana y ordenación del territorio.
Es decir que cada individuo que forma parte de una familia, forma también parte de la familia humana. La libertad la justicia y la paz del mundo se asientan en el reconocimiento de esa dignidad y en los derechos inalienables e iguales de todos y cada uno de los que formamos la familia humana. Son pues fundamentales tanto el respeto como la protección de los mismos. Sólo se podrá elevar el nivel de vida y bienestar sobre esos cimientos.
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona ; el derecho a la familia, el derecho a la educación, el derecho a la salud, a la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y el derecho al trabajo, a tener un hogar, a las creencias religiosas, a no ser discriminado por razón de color, sexo, ideologías, creencias religiosas etc.
En esta escala de valores, sigue el valor de la familia y el cariño. La familia es la escuela del amor y del respeto, de la autoridad y de la participación. Es la mejor escuela de la vida, y también de la autoestima. Puede haber conflictos, discrepancias, disparidad de criterios, pero si hay cariño, respeto y autoridad, todo se supera... Incluso en los días alocados de la juventud. ”Ámame cuando menos lo merezca, porque es cuando más lo necesito” (Prov.Chino).
Si la familia funciona tenemos la mejor base para la sociedad en todos los aspectos. Si la familia falla y se desestructura, puede ser una fuente inagotable de conflictos. Si no hay respeto a las funciones de cada uno, y se quiebra el principio de autoridad, es difícil enseñar valores y principios. Éstos, se aprenden y se maman en la familia. Dejar todo a la enseñanza que el Estado pueda ejercer en las aulas es un mal síntoma. La formación cultural y científica tiene que partir y hacer crecer la formación como personas.
La posibilidad de adentrarse en el mundo interior, el valor y el respeto a la palabra dada, el descubrimiento de los derechos y sobre todo de los deberes, el valor del esfuerzo y del trabajo, se aprenden mejor que en ningún sitio en el seno y el calor de la familia.
Las creencias y el sentido de la vida y de la trascendencia, son valores que se descubren, sobre todo, en la familia y con el ejemplo de la misma.
Cuando hoy se habla tanto de crisis de valores, inconscientemente se reconoce que en el fondo hay una crisis de familia. Mientras esto no se acepte nos estamos yendo por las ramas. Crecer, no es ganar altura. Ser educado no es tener conocimientos. Son los padres los que tienen que hacerse respetar y obedecer. Con amor sí, pero sin claudicar. Esto nada tiene que ver con el autoritarismo. Tampoco con un concepto estatal de la familia de progenitores A y B.
Ahora se intenta reforzar y prestigiar el papel de los profesores. Es necesario, ciertamente. Ellos son los primeros que tienen que hacerse respetar. La disciplina y el respeto a las normas debería venir aprendido desde casa. Es un error de los padres, y de los maestros, y del estado, intentar que la escuela sea quien lo imponga. En la escala de valores, hay unos cimientos sobre los que se educa o construye, como en las viviendas. Si no valoramos lo importante o esencial, podemos estar avocados al fracaso. Las reformas educativas, con ser necesarias, deben de partir de la base fundamental de la familia. Los reglamentos de los Centros son otra cosa.
Pero, ojo, lo que quiero decir es que no todo debe dejarse al Estado. Los padres tienen el derecho de escoger para sus hijos la educación que esté de acuerdo con sus convicciones (art.27,3de la Constitución y art 26,3 de la Declaración de Derechos Humanos). Sin ésta base, el poder de turno, puede monopolizar todo el sistema educativo.

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