No es una cuestión menor, o una pregunta sin importancia.
Trinidad Jiménez, la Ministra de Sanidad nombrada por Zapatero para apoyar el proyecto presentado por la Ministra de Igualdad, en una entrevista concedida a La Razón, ha dicho que “la interrupción del embarazo es un derecho y tenemos que garantizar que se pueda ejercer” .
Seguro que la Ministra puede decir en qué artículo de la Constitución, o del Código Civil o Penal, etc, se basa para decir tal afirmación, porque sería muy grave que no hubiera tal base jurídica, y la ministra no dijera la verdad.
Se supone que si además dice que la interrupción del embarazo será gratuita, y que ahora lo van a garantizar más, bien en la sanidad pública, bien en los hospitales privados a través de conciertos, sabe de qué está hablando. ¿O no?.
Se supone que si para decir lo de la gratuidad, la Ministra tiene “poder”, seguro que para decir lo de que “el aborto es un derecho”, debe “conocer” en qué se basa.
Digo esto, y perdone mi ignorancia la Señora Ministra, porque yo no conozco ni en el Derecho Internacional, ni en el articulado de los Derechos Humanos, ni en nuestro ordenamiento jurídico sitio alguno en que se recoja ese derecho.
Es muy probable que a mi se me haya “escabullido” ese derecho a matar, que ustedes tienen que “garantizar que se pueda ejercer”. Reconozco que, a veces no suelo leer la letra pequeña. Es que a mi me parece que sería más normal que yo no lo haya encontrado, incluso en toda la historia del Derecho, y no que la Ministra estuviera faltando a la verdad y confundiendo a la gente. En este caso habría que buscar, o bien una razón, o bien pedir una rectificación o en su caso una responsabilidad.
Entiendo que si la Ministra, para decir lo que dijo, sólo se ampara en la Libertad de Expresión, no parece que deba decir esa afirmación como titular de la Cartera de Sanidad. Uno puede decir lo que quiera, como ciudadano de a pie, pero si lo dice como Ministra tiene que probarlo, porque de no hacerlo estaría confundiendo a las mujeres y a todo el país. Se puede hacer una afirmación gratuita tomando una caña, pero no ante un medio de comunicación, que sabe que a las dos horas ha llegado hasta el último rincón.
Confieso mis posibles lagunas, pero afirmo que existe el “Derecho a la vida”. Posiblemente ni he viajado tanto, ni conozco todos los entresijos de la diplomacia internacional como ella. Pero que yo sepa, el Derecho de los Derechos Humanos, hasta ayer no había cambiado. El derecho a la vida es el primer derecho. El Derecho a vivir es un derecho inviolable de todo ser humano. Tampoco soy parlamentario, pero no creo que al despenalizar la ley del aborto, en tres supuestos, cambiaran el derecho a la vida, por el “derecho al aborto”. Sería como mínimo absurdo que se proclamara el derecho a la vida, y al mismo tiempo su contrario.
Y si estas fuentes de derecho, siguen en vigor, algunos como yo, posiblemente no estemos tan equivocados. En ese caso tal vez la Ministra, tenga a bien sacarme de dudas, o de errores. Seguro que no le importará revelar sus fuentes. O mucho más sencillo: decir que cuando dijo lo que dijo, no tenía intención de equivocar, pero ... se equivocó; con otras palabras, no dijo la verdad. Sería de agradecer, porque entre tanta confusión hay que aportar claridad.
Trinidad Jiménez, la Ministra de Sanidad nombrada por Zapatero para apoyar el proyecto presentado por la Ministra de Igualdad, en una entrevista concedida a La Razón, ha dicho que “la interrupción del embarazo es un derecho y tenemos que garantizar que se pueda ejercer” .
Seguro que la Ministra puede decir en qué artículo de la Constitución, o del Código Civil o Penal, etc, se basa para decir tal afirmación, porque sería muy grave que no hubiera tal base jurídica, y la ministra no dijera la verdad.
Se supone que si además dice que la interrupción del embarazo será gratuita, y que ahora lo van a garantizar más, bien en la sanidad pública, bien en los hospitales privados a través de conciertos, sabe de qué está hablando. ¿O no?.
Se supone que si para decir lo de la gratuidad, la Ministra tiene “poder”, seguro que para decir lo de que “el aborto es un derecho”, debe “conocer” en qué se basa.
Digo esto, y perdone mi ignorancia la Señora Ministra, porque yo no conozco ni en el Derecho Internacional, ni en el articulado de los Derechos Humanos, ni en nuestro ordenamiento jurídico sitio alguno en que se recoja ese derecho.
Es muy probable que a mi se me haya “escabullido” ese derecho a matar, que ustedes tienen que “garantizar que se pueda ejercer”. Reconozco que, a veces no suelo leer la letra pequeña. Es que a mi me parece que sería más normal que yo no lo haya encontrado, incluso en toda la historia del Derecho, y no que la Ministra estuviera faltando a la verdad y confundiendo a la gente. En este caso habría que buscar, o bien una razón, o bien pedir una rectificación o en su caso una responsabilidad.
Entiendo que si la Ministra, para decir lo que dijo, sólo se ampara en la Libertad de Expresión, no parece que deba decir esa afirmación como titular de la Cartera de Sanidad. Uno puede decir lo que quiera, como ciudadano de a pie, pero si lo dice como Ministra tiene que probarlo, porque de no hacerlo estaría confundiendo a las mujeres y a todo el país. Se puede hacer una afirmación gratuita tomando una caña, pero no ante un medio de comunicación, que sabe que a las dos horas ha llegado hasta el último rincón.
Confieso mis posibles lagunas, pero afirmo que existe el “Derecho a la vida”. Posiblemente ni he viajado tanto, ni conozco todos los entresijos de la diplomacia internacional como ella. Pero que yo sepa, el Derecho de los Derechos Humanos, hasta ayer no había cambiado. El derecho a la vida es el primer derecho. El Derecho a vivir es un derecho inviolable de todo ser humano. Tampoco soy parlamentario, pero no creo que al despenalizar la ley del aborto, en tres supuestos, cambiaran el derecho a la vida, por el “derecho al aborto”. Sería como mínimo absurdo que se proclamara el derecho a la vida, y al mismo tiempo su contrario.
Y si estas fuentes de derecho, siguen en vigor, algunos como yo, posiblemente no estemos tan equivocados. En ese caso tal vez la Ministra, tenga a bien sacarme de dudas, o de errores. Seguro que no le importará revelar sus fuentes. O mucho más sencillo: decir que cuando dijo lo que dijo, no tenía intención de equivocar, pero ... se equivocó; con otras palabras, no dijo la verdad. Sería de agradecer, porque entre tanta confusión hay que aportar claridad.
PUBLICADO en NUEVA ALCARRIA el 12 de mayo de 2009 y en EL DIA el 17 de mayo de 2009
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