Según convenga una cosa o la contraria, se dice esto o aquello. Nos tienen acostumbrados los políticos en general, y el gobierno en particular. Es una especialidad de algunos dirigentes. ¡No importa que sea imposible una cosa y la contraria!. Lo importante es que haya quien lo crea. En general, la gente no es tan ingenua, aunque la tomen por tal.
La inmensa mayoría de los españoles sabíamos lo que acaba de afirmar el Consejo de Estado: que la ley actual de 1985 sobre el aborto “se ha convertido en un coladero”. Es más que “ha conducido a España a una indeseable situación de aborto libre, cuando no arbitrario”. Con otras palabras, que “es evidente el fracaso de la ley actual”. Ello ha llevado a España a un alarmante crecimiento de los abortos oficiales, y a que nuestro país se haya convertido en “un paraíso de turismo abortista”.
Todo lo anterior está lejos de llevar a una regulación o revisión de los tres supuestos legales de la ley de 1985, sobre todo el 3º, que ha sido en la práctica la puerta abierta a todos los antojos y desmadres. El nuevo Proyecto de Ley pretende el aborto libre, o despenalizar el aborto hasta la semana que arbitrariamente se decida, sin más causa que la voluntad de la abortante. Tenga la edad que tenga.
Es en el tema de la edad es donde algunos encuentran discrepancias, y donde se reparten madurez o inmadurez, según convenga. Nada se dice de la vida de la criatura que lleva en su vientre la abortante. ¡No interesa decirlo!. Sin embargo es una vida de la que, antes o después, se dispone. ¡Convendría decir que el turismo abortivo es un negocio de muerte, no una cura de adelgazamiento!. ¡Alguien se está forrando!. Y mientras tanto algún ministro diciendo a los médicos y personal de enfermería que “no pueden objetar”.
La Ministra Trinidad Jiménez, ha dicho, tras el informe del Consejo de Estado que no piensan modificar el proyecto del Ley del aborto respecto al conocimiento de los padres, de si su hija desea abortar. ¿La razón?. Muy sencilla y contundente: “la capacidad de la mujer joven para decidir sin interferencias”, sin miedos y condicionantes, y cuanto antes.
Según el proyecto de ley y según la Ministra, -lo ha dicho en otras ocasiones al igual que la Ministra de Igualdad- la niña de 16 años embarazada, sabe lo que hace, y es “capaz” de decidir sobre la interrupción voluntaria de su embarazo:“si es madura para contraer matrimonio, también para tomar la decisión de abortar”. El Consejo de Estado vería con buenos ojos, que los padres de la embarazada fueran informados de la situación de su hija. Las Ministras piensan que podrían condicionar a su hija, y ella es muy “capaz de decidir”.
Bueno, ¿y por qué no podría decidir ser madre, si se le informa debidamente?. Pues, según la Ministra porque «una mujer de esta edad no está madura para ser madre».
¿En qué quedamos?. ¿Es madura para una cosa pero no es madura para otra?. ¿Es madura y capaz para decidir abortar, pero no para ser madre?. ¿Quién reparte, en este país, la patente o el certificado de madurez?. Suena muy arbitrario o muy ideológico el reparto que se hace de la madurez.
La inmensa mayoría de los españoles sabíamos lo que acaba de afirmar el Consejo de Estado: que la ley actual de 1985 sobre el aborto “se ha convertido en un coladero”. Es más que “ha conducido a España a una indeseable situación de aborto libre, cuando no arbitrario”. Con otras palabras, que “es evidente el fracaso de la ley actual”. Ello ha llevado a España a un alarmante crecimiento de los abortos oficiales, y a que nuestro país se haya convertido en “un paraíso de turismo abortista”.
Todo lo anterior está lejos de llevar a una regulación o revisión de los tres supuestos legales de la ley de 1985, sobre todo el 3º, que ha sido en la práctica la puerta abierta a todos los antojos y desmadres. El nuevo Proyecto de Ley pretende el aborto libre, o despenalizar el aborto hasta la semana que arbitrariamente se decida, sin más causa que la voluntad de la abortante. Tenga la edad que tenga.
Es en el tema de la edad es donde algunos encuentran discrepancias, y donde se reparten madurez o inmadurez, según convenga. Nada se dice de la vida de la criatura que lleva en su vientre la abortante. ¡No interesa decirlo!. Sin embargo es una vida de la que, antes o después, se dispone. ¡Convendría decir que el turismo abortivo es un negocio de muerte, no una cura de adelgazamiento!. ¡Alguien se está forrando!. Y mientras tanto algún ministro diciendo a los médicos y personal de enfermería que “no pueden objetar”.
La Ministra Trinidad Jiménez, ha dicho, tras el informe del Consejo de Estado que no piensan modificar el proyecto del Ley del aborto respecto al conocimiento de los padres, de si su hija desea abortar. ¿La razón?. Muy sencilla y contundente: “la capacidad de la mujer joven para decidir sin interferencias”, sin miedos y condicionantes, y cuanto antes.
Según el proyecto de ley y según la Ministra, -lo ha dicho en otras ocasiones al igual que la Ministra de Igualdad- la niña de 16 años embarazada, sabe lo que hace, y es “capaz” de decidir sobre la interrupción voluntaria de su embarazo:“si es madura para contraer matrimonio, también para tomar la decisión de abortar”. El Consejo de Estado vería con buenos ojos, que los padres de la embarazada fueran informados de la situación de su hija. Las Ministras piensan que podrían condicionar a su hija, y ella es muy “capaz de decidir”.
Bueno, ¿y por qué no podría decidir ser madre, si se le informa debidamente?. Pues, según la Ministra porque «una mujer de esta edad no está madura para ser madre».
¿En qué quedamos?. ¿Es madura para una cosa pero no es madura para otra?. ¿Es madura y capaz para decidir abortar, pero no para ser madre?. ¿Quién reparte, en este país, la patente o el certificado de madurez?. Suena muy arbitrario o muy ideológico el reparto que se hace de la madurez.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 19 de septiembre de 2009 y en NUEVA ALCARRIA el 23 de septiembre de 2009; EL DIA 29-10-2009.
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