Quien la haga que la pague. Esto debe ser así para todos, sean del norte, del sur, del centro o de los extremos políticos. Los políticos, unos y otros, deberían, tener un único objetivo: el bien común, que es el servicio a los ciudadanos. Pero no es así. Percepción ciudadana es que la mayor parte del tiempo la pasan metiendo palos y cizaña en las ruedas del contrario, para desprestigiarle. Otra parte del tiempo la emplean en sus vacaciones y el resto... pidiendo el voto, porque para ellos lo importante es EL PODER.
Esto es verdad, a nivel estatal y a nivel autonómico. Es la dictadura de la democracia. Quien llega al poder no solo triunfa y gobierna, sino que hace que triunfen quienes le apoyan y toda la corte de personajes tocados por el amiguismo, la dedocracia y el pesebre. Las excepciones... muy pocas.
Una vez en el poder, lo inmediato es el control de los medios. Si no controlas los medios no tienes poder. Así que “ La televisión está en manos de los amigos de los políticos y al sistema le ha venido muy bien que la televisión sea ala madre de todas las corrupciones o la disimuladora de éstas. Creo que salvando honrosísimas excepciones, los peores de la clase, nos dan clase” (P. Ruiz).
La otra vía para que el Poder pueda mantenerse es el adoctrinamiento desde la base. Esto desde los libros de texto sutilmente y políticamente correctos, hasta la educación para la ciudadanía. Y el ciudadano, paniaguado o anestesiado, no reaciona. “la falta de una reacción inmediata ante la amenaza deviene en una ceguera ante ésta. La prudencia, el conformismo, la pasividad, las componendas, están dando lugar a una convivencia inconsciente con el adoctrinamiento. Este fenómeno lo ilustra magistralmente el autor recurriendo a una cita de George MacDonald: Nos asustamos al verlo, pero no salimos corriendo sino que nos quedamos mirándolo” (Michael D. O’Brien LA ÚLTIMA ESCAPADA (Libros Libres, mayo de 2009).
Los tentáculos del poder llegan hasta los centros de trabajo, donde la ideología impone la “prensa políticamente correcta” que los trabajadores pueden leer.
Pero queda un peligro para el Poder Absoluto, la Justicia. Y este poder “independiente” del Gobierno, de cualquier gobierno, central o de Taifas, se está tambaleando. Basta con abrir los periódicos de la mañana, escuchar a la Vicepresidenta, a la Portavoz del PSOE, o a la Fiscalía, en el caso de los Trajes de Camps, o el “silencio del Constitucional” 3 años después del Estatuto de Cataluña, o la “regañina pública” de De la Vega a la Presidenta del citado Tribunal, o las componendas para que ANV esté en los ayuntamientos vasco-navarros o se pudiera negociar con ETA.
Claro que para hablar de esto nadie mejor que un jurista que lleva más de 25 años en ello, me refiero a José Luis Requero que es dirigente de la Asociación Profesional de la Magistratura y como vocal del Consejo General del Poder Judicial, que ha escrito un libro titulado “Asalto a la justicia. La última barrera ante el totalitarismo ”. El Magistrado intenta en su libro responder a los siguientes interrogantes: “¿Cuándo dejó de ser la Justicia una cuestión de Estado para ser una cuestión ideológica, de partido? ¿Por qué los políticos no quieren un Poder Judicial independiente? ¿Cómo controla el Gobierno el Poder Judicial? ¿Fue casualidad que la primera huelga de jueces se convocara con el socialista Rodríguez Zapatero en el poder? ¿Quién comenzó la politización de la Justicia?, ¿por qué no interesa que funcione?”.
No tengo nada que añadir. Los libros están ahí. En verano es un buen tiempo para la lectura. Los “valores” no se mueren de la noche a la mañana.
Esto es verdad, a nivel estatal y a nivel autonómico. Es la dictadura de la democracia. Quien llega al poder no solo triunfa y gobierna, sino que hace que triunfen quienes le apoyan y toda la corte de personajes tocados por el amiguismo, la dedocracia y el pesebre. Las excepciones... muy pocas.
Una vez en el poder, lo inmediato es el control de los medios. Si no controlas los medios no tienes poder. Así que “ La televisión está en manos de los amigos de los políticos y al sistema le ha venido muy bien que la televisión sea ala madre de todas las corrupciones o la disimuladora de éstas. Creo que salvando honrosísimas excepciones, los peores de la clase, nos dan clase” (P. Ruiz).
La otra vía para que el Poder pueda mantenerse es el adoctrinamiento desde la base. Esto desde los libros de texto sutilmente y políticamente correctos, hasta la educación para la ciudadanía. Y el ciudadano, paniaguado o anestesiado, no reaciona. “la falta de una reacción inmediata ante la amenaza deviene en una ceguera ante ésta. La prudencia, el conformismo, la pasividad, las componendas, están dando lugar a una convivencia inconsciente con el adoctrinamiento. Este fenómeno lo ilustra magistralmente el autor recurriendo a una cita de George MacDonald: Nos asustamos al verlo, pero no salimos corriendo sino que nos quedamos mirándolo” (Michael D. O’Brien LA ÚLTIMA ESCAPADA (Libros Libres, mayo de 2009).
Los tentáculos del poder llegan hasta los centros de trabajo, donde la ideología impone la “prensa políticamente correcta” que los trabajadores pueden leer.
Pero queda un peligro para el Poder Absoluto, la Justicia. Y este poder “independiente” del Gobierno, de cualquier gobierno, central o de Taifas, se está tambaleando. Basta con abrir los periódicos de la mañana, escuchar a la Vicepresidenta, a la Portavoz del PSOE, o a la Fiscalía, en el caso de los Trajes de Camps, o el “silencio del Constitucional” 3 años después del Estatuto de Cataluña, o la “regañina pública” de De la Vega a la Presidenta del citado Tribunal, o las componendas para que ANV esté en los ayuntamientos vasco-navarros o se pudiera negociar con ETA.
Claro que para hablar de esto nadie mejor que un jurista que lleva más de 25 años en ello, me refiero a José Luis Requero que es dirigente de la Asociación Profesional de la Magistratura y como vocal del Consejo General del Poder Judicial, que ha escrito un libro titulado “Asalto a la justicia. La última barrera ante el totalitarismo ”. El Magistrado intenta en su libro responder a los siguientes interrogantes: “¿Cuándo dejó de ser la Justicia una cuestión de Estado para ser una cuestión ideológica, de partido? ¿Por qué los políticos no quieren un Poder Judicial independiente? ¿Cómo controla el Gobierno el Poder Judicial? ¿Fue casualidad que la primera huelga de jueces se convocara con el socialista Rodríguez Zapatero en el poder? ¿Quién comenzó la politización de la Justicia?, ¿por qué no interesa que funcione?”.
No tengo nada que añadir. Los libros están ahí. En verano es un buen tiempo para la lectura. Los “valores” no se mueren de la noche a la mañana.
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